Las comunidades del caño Martín Peña

Al afirmar un autogobierno comunitario y la propiedad colectiva de sus tierras, las comunidades del Caño Martín Peña están abriendo el camino para crear comunidades más justas y equitativas. Hasta los años veintes el Caño Martín Peña–que tiene más de cuatro millas de largo y conecta a los dos cuerpos de agua más grandes de San Juan–era una vía navegable importante que se usaba para transporte y comercio. Poco después, familias de la clase trabajadora se establecieron en el área y crearon la primer comunidad, el Barrio Obrero. Durante las próximas dos décadas, los campesinos desplazados por el huracán San Ciprián, la gran depresión y la industrialización también se mudaron a las tierras pantanosas expandiendo la región a ocho comunidades–Barrio Obrero Marina, Buena Vista Santurce, Cantera, Israel Bitumul, Buena Vista Hato Rey, Parada 27 y Las Monjas. Aunque las condiciones de vida en estas comunidades eran terribles–no había agua corriente y las aguas residuales se tiraban ahí–estos asentamientos produjeron comunidades llenas de vida con un apego especial al lugar. Hoy en día, el Caño tiene 25,000 residentes. 

Por décadas las condiciones de vida de los residentes del Caño y su proximidad a las áreas prósperas de Hato Rey y al centro bancario de la isla, hicieron a esta comunidad un símbolo de los efectos de la violencia colonial y racista. Esto queda muy claro en “Desde el Puente Martín Peña”, un poema de Julia de Burgos y en la historia clásica de José Luis González titulada “En el fondo del caño hay un negrito”. A pesar de la falta de un sistema de alcantarillado adecuado y problemas de contaminación e inundaciones, las comunidades del Caño siguen siendo reconocidas como un modelo social. En el 2016 el Caño recibió el “World Habitat Award” de la Organización de las Naciones Unidas por su iniciativa para enfrentar los problemas afectando a los asentamientos humanos.

Los residentes del Caño Martín Peña se reunieron para exigir que ellos mismos sean los protagonistas de la toma de decisiones respecto a sus comunidades. Después de 17 años trabajando y luchando juntos, lo hemos logrado
— Lucy Cruz, presidenta, Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas (G-8)

La habilidad que tienen estas comunidades para promover la igualdad y el liderazgo horizontal, desafía suposiciones sobre lo que verdaderamente necesitan las sociedades para prosperar. Las comunidades de Caño están dirigidas por el Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas al Caño Martín Peña, Inc. (G-8), una organización comunitaria sin fines de lucro que reúne a 12 organizaciones de base. El G-8 supervisa y colabora con el Proyecto ENLACE, una entidad gubernamental que persigue la renovación ambiental del área, y el Fideicomiso de la Tierra del Caño Martín Peña creado en el 2004. El modelo de fideicomiso de tierras permite que las comunidades se gobiernan a sí mismas sin temor a que sus tierras se vendan, al tiempo que garantizan viviendas seguras y accesibles para todos. Los residentes trabajan juntos para mejorar la calidad del aire, garantizar la salud de los residentes y presionar al gobierno para que dragen el canal. Comprometidos con la idea de que la vivienda es un derecho humano en lugar de una mercancía, la comunidad también prioriza la construcción de viviendas seguras, permanentes y asequibles sin crear cargas financieras para los residentes. En última instancia, el G-8 busca asegurar la propiedad colectiva de las comunidades locales y la gestión de la tierra en beneficio de sus residentes. ¡El Caño Vive!

En sus propias palabras, El Caño Martín Peña and the Fideicomiso: https://www.youtube.com/watch?v=mNbjXzgnR88